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Creemos que la meditación es una manera de callar o vaciar la mente, cuando es todo lo contrario. Dejar que permanezca tal cual esta, sin modificarla y sin desear que este en blanco. La meditación tiene sus orígenes en el budismo y la práctica mas relevante es la Zen, sin embargo, ha habido muchos iniciadores que han promovido otras maneras de meditar, adaptándose a los tiempos, costumbres y necesidades de cada país, como India, Japón y países del Occidente que han incursionado en practicas de Mindfulness como alternativa a personas laicas no practicantes del budismo. 

Lo relevante de todo esto, no es la manera en que decidas meditar, sino que decidas hacerlo. La meditación es prestar atención a lo que sucede dentro, como meros observadores, intentando no juzgar ni apegarnos a ninguna emoción ni a ningún pensamiento.

La mente genera alrededor de 60,000 pensamientos diarios, de los cuales van oscilando de unos a otros sin apenas darnos cuenta, la mente inconsciente funciona en todo momento y esta al orden de todos lo detonadores externos para mantener la mente activa en todo nuestro tiempo de vigilia.

Nuestra vida va a mucha velocidad, en donde apenas somos conscientes de lo que hacemos cuando lo hacemos, lo que decimos cuando lo decimos, y lo que sentimos cuando lo sentimos. Esto nos genera mucha resistencia física que en muchas ocasiones se traduce en enfermedades crónicas, fatiga, estrés y ansiedad.

Nuestro cerebro en esta época de tanta tecnología está buscando constantemente dopamina generando un vacío espiritual que no es posible llenarlo con nada. Y además tiene muchas resistencias generadas por las creencias limitantes, hacia una búsqueda por la calma y el bienestar.

La liberación emocional, es una de las necesidades mas relevantes en nuestra época y el arte es una manera muy sutil para hacerlo. Somos seres creativos por naturaleza pero vivimos tan automatizados que nos olvidamos de la flexibilidad natural de nuestro cuerpo y nuestro espíritu.

El arte meditativo es un puente para sacar a la mente de su estado automático y dejarla fluir sin control mediante la respiración y el movimiento de nuestro cuerpo, la expresión de las emociones en pintura y la voz de nuestra alma.